

La elección de un nombre para un bebé no es ninguna tontería, sobre todo cuando ese bebé puede ser un día el novio de tu hermana. Los nombres hablan por sí solos, dicen mucho de la persona que los lleva, son el envoltorio transparente del caramelo, la llave que abre o cierra las puertas del pensamiento o del corazón. (…)
La verdad es que lo menos español del novio de mi hermana es el nombre. En cuanto a lo demás, es suficiente una ojeada rápida para tener la seguridad de que mi hermana no nos engaña acerca de la nacionalidad de su novio: ridículamente moreno, ridículamente bajito, ridículamente machito, hablando siempre con las manos o eructando a trompicones un inglés bárbaro y ridículamente chillón. No es difícil de imaginar que el recibimiento dispensado por mi familia al novio de mi hermana fue frío.
(…) ¿Y cómo es mi familia? La típica familia sueca de clase media alta que vive en una casa con jardín en un barrio tranquilo de una ciudad no muy grande y tranquila, que visita a los abuelos una o dos veces por año, que tiene una stuga en las afueras donde plantar tomates y hacer barbacoas las tres o cuatro noches de verano (si es que hay verano), que canta en Midsommarafton en junio, que canta por agosto en Kräftskiva, que canta el 13 de diciembre en Snakta Lucía y vuelve a cantar en Julafton aclarándose la voz en todas esas fechas señaladas con aguardientes caseros o comprados en la Systembolaget y que ahorra durante el invierno para ponerse como una gamba al sol en Mallorca o Tenerriffa. Nada nuevo, pues. Ni siquiera la afición casi enfermiza de mi familia a los deportes puede tenerse por algo fuera de lo común. En mi familia coleccionamos deportes como en otras coleccionan sellos o cajas de cerillas.
La verdad es que lo menos español del novio de mi hermana es el nombre. En cuanto a lo demás, es suficiente una ojeada rápida para tener la seguridad de que mi hermana no nos engaña acerca de la nacionalidad de su novio: ridículamente moreno, ridículamente bajito, ridículamente machito, hablando siempre con las manos o eructando a trompicones un inglés bárbaro y ridículamente chillón. No es difícil de imaginar que el recibimiento dispensado por mi familia al novio de mi hermana fue frío.
(…) ¿Y cómo es mi familia? La típica familia sueca de clase media alta que vive en una casa con jardín en un barrio tranquilo de una ciudad no muy grande y tranquila, que visita a los abuelos una o dos veces por año, que tiene una stuga en las afueras donde plantar tomates y hacer barbacoas las tres o cuatro noches de verano (si es que hay verano), que canta en Midsommarafton en junio, que canta por agosto en Kräftskiva, que canta el 13 de diciembre en Snakta Lucía y vuelve a cantar en Julafton aclarándose la voz en todas esas fechas señaladas con aguardientes caseros o comprados en la Systembolaget y que ahorra durante el invierno para ponerse como una gamba al sol en Mallorca o Tenerriffa. Nada nuevo, pues. Ni siquiera la afición casi enfermiza de mi familia a los deportes puede tenerse por algo fuera de lo común. En mi familia coleccionamos deportes como en otras coleccionan sellos o cajas de cerillas.
Cuento inédito de José Antonio Mesa Toré. Profesor de español para extranjeros
3 comentarios:
No entiendo qué tiene esto de tópico...
Al hermano de la novia de Jorge:
Es el novio de tu hermana no el tuyo, la pronunciacion del nombre no importa, ademas Jorge es un nombre bonito, por qué complicas las cosas.. Eres un sueco o haces el sueco? :)
hola, chistoso, jeje,
aunque para mi "jorge" es tan comun que nunca hubiese pensado que alguien tendria problema con el
salu2 E.Majid
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