é y 35 minutos más tarde coge el tren hacia Casablanca. Rachid Nini es metódico, lleva gorra y vende más periódicos que nadie.
Mediados de los 90. Nini saca un periódico, "que dura apenas tres números", con un título amazigh (bereber). Al poco tiempo, le llega una invitación del Congreso Mundial Amazigh para ir a Canarias. "Cog

Nini habla bajito, hace muchas pausas y mira a menudo al suelo o a la mesa, que para el caso es lo mismo. Parece increíble que sea él, el hombre que en árabe clásico salpicado de dariya --el dialecto marroquí-- escribe notas incendiarias, critica a políticos, oenegés, asociaciones feministas, escritores homosexuales...
Nini no goza de la simpatía de los intelectuales ni de la izquierda. Le consideran populista y demagogo. Probablemente también hay algo de resentimiento, porque él conecta con las clases populares, mientras que los intelectuales marroquíes tienen un concepto de lo que debería ser Marruecos demasiado afrancesado para las medinas o los barrios de chabolas. "Yo soy marroquí, de origen beréber, musulmán, claro. No quiero ser otra cosa, ni español ni francés. Hay algunos que son marroquíes pero desearían ser franceses. Yo defiendo mi religión, mis costumbres, no tengo contradicciones sobre lo que escribo y lo que hago". Y aquí levanta la voz.
Después de tres años trabajando en el campo valenciano en la recogida de la fruta --"al principio estaba en casa viendo la televisión, sin hacer nada. Aprendiendo el español de los programas de marujitas por la mañana",-- Nini recibe una llamada desde Casablanca. Es del periódico Asabah (La Mañana); necesitan un redactor.
Y aquí empieza la segunda parte de su vida en Marruecos. Primero como periodista y luego como editorialista. Sus crónicas hacen furor. "Pero, al final, me censuraron un artículo sobre justicia. Tenían muchos problemas. Siempre había llamadas, juicios, y los ministros se quejaban, sobre todo el de Justicia". Y nace Al Masae (La Tarde). Y las ventas no paran de crecer.
Muchos le acusan de tener el favor de la casa real. "Cada uno --se refiere a los periódicos-- tiene a alguien detrás. Nosotros somos claros y hemos crecido con nuestras ventas y con nuestra presencia en el paisaje mediático. Y nadie, nadie, nadie nos ha echado un duro. Nunca me ha llamado nadie, ni la casa real, ni un ministro, nunca nadie", asegura.
Los padrinos
Le digo que me perdone, pero que me cuesta creerlo. "A mí también me extraña", confiesa. "Marruecos --añade-- es un país donde todos los partidos tienen un periódico y donde la llamada prensa independiente acostumbra a gozar (y a veces a padecer) de algún padrino en la sombra".
Son casi las 8.50, y Rachid ya se ha terminado el pastelito. Le pregunto qué piensa de los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD). "¿Los islamistas? Respeto la diferencia de opiniones, la libertad de expresión. No hago como algunos, que están especializados en atacar a los islamistas, atacar por atacar". Le pregunto a quién ataca él por atacar. "Yo ataco a la gente que tiene poder, que ejerce el poder". Y se va hacia la estación. Casi hora y media de trayecto. Allí aprovecha para pensar qué escribirá para el día siguiente.
EL PRIODICO.COM
3 comentarios:
Hola E.Majid,
Claro que te guste Rachid Nini..La verdad, a mí no mucho..No suelo creer a los periodistas, y lo que me importa en sus artículos es sobre todo el estilo y la manera de escribir, las ideas no, ya que sólo son un medio para ganar dinero..
Pero la verdad, no sabía todo eso de él, ahora se puede que cambie mi manera de verlo, y quizás me volveré adicta a la "tarde" como la mayoría de los marroquies..incluso tú, jeje..no?
Sí anónimo,de momento y hasta que no se demuestre el contrario, es un periódico que vale la pena. Espero que siga así de serio e interesante.
salu2
Digamos que hay muchas cosas que criticar en este país. Las crónicas de Nini relativamente a los políticos son generalmente bien informadas,tiene siempre noticias nunca dichas en ningún Diario.
Personalmente soy un grande admirador de Nini ,está entre solos en Marruecos que expresa nuestra rabia, nuestro descontento y sobre todo nuestro amor para este país costoso.
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