3 de enero de 2008

LAS DOCES UVAS

Doce campanadas, doce uvas, para atraer suerte en Año Nuevo

Cada 31 de diciembre, las doce campanadas marcan el final de un año y el inicio del venidero, que siempre se desea mejor y más feliz que el anterior. Y en esos deseos de felicidad tienen mucho que ver las uvas, una por cada campanada; una tradición arraigada en los hogares españoles.

El origen de la tradición de tomar doce uvas, una a una, al son de las campanadas de la medianoche de fin de año se remonta a 1909. Esta costumbre, que se cree da buena suerte a aquel que consigue tomarlas una a una, siguiendo correctamente el ritmo que marca el reloj, tiene, según relatan las crónicas de la época, un origen económico, ya que fue puesta en marcha por un grupo de viticultores alicantinos.

El año 1909 fue muy bueno para estos agricultores. Fue tal el excedente de uva que recogieron, que no sabían qué hacer con ella. Pero, con un mucho de imaginación, consiguieron dar salida a la producción sobrante inventando que consumirlas el día de Nochevieja garantizaba buena suerte.

Con el paso de los años, la metodología se ha adornado con rituales más o menos inventados, pasados de boca a oreja, con el fin de atraer más suerte. Y las uvas de toda la vida dan paso, poco a poco, a las famosas latas de uvas peladas, sin semillas y en almíbar.

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