29 de mayo de 2012

Miles de jóvenes españoles emigran hacia Alemania

BERLIN.- No hacen falta números ni estadísticas para darse cuenta del fenómeno. Es suficiente con entrar en los bares de los barrios de Kreuzberg, Friedrichshain y Neukölln, los más poblados por los jóvenes en Berlín. El español se convirtió aquí casi en un segundo idioma. Al andar por las calles del barrio de Mitte se descubren tiendas de diseñadores catalanes y restaurantes de tapas. Los españoles están en aumento en la capital alemana.

Los números más recientes no hacen más que confirmar las primeras impresiones. Miles de jóvenes llegan desde España para escaparse de la crisis.

Sus historias son distintas. Algunos tenían amigos que les hablaron de las oportunidades en la locomotora económica europea. Otros encontraron trabajo antes de mudarse. Algunos decidieron ir sin más, a buscarse la vida, y si el trabajo no aparece siempre se pueden pedir las generosas ayudas sociales. Las cifras de la Oficina Federal de Estadísticas de Alemania (INE) muestran cómo se incrementó la inmigración como consecuencia de la crisis de las deudas soberanas, a medida que la potente y hasta ahora resistente economía alemana atrae a ciudadanos de países europeos afectados.

El número de inmigrantes procedentes de España entre enero y junio de este año aumentó un 49% con respecto al mismo período de 2010. Ya 2400 españoles hicieron las valijas este año para mudarse a Alemania.

"Es impresionante ver el fuerte aumento de la inmigración procedente de países de la Unión Europea particularmente afectados por las crisis financiera y de deuda", señaló la INE en un comunicado.

Alemania salió de la debacle financiera de 2008-2009 más rápido que otros países del bloque europeo. "Y estamos más fuertes que cuando entramos", según las palabras que suele repetir la canciller alemana, Angela Merkel.

La economía alemana creció alrededor del 3% este año gracias a un auge del consumo interno y la fuerte demanda de las exportaciones. Los economistas calculan, sin embargo, que los efectos de la frágil situación económica europea se empezarán a percibir también aquí, y el año próximo el PBI alemán crecerá sólo 0,2%, según datos del Instituto de Investigación Económica (IFO). Aun así, el dato es positivo si se considera que la eurozona seguramente caerá en recesión.

No son sólo los españoles. También es llamativo el número de inmigrantes procedentes de Grecia, que aumentó hasta el 84%, hasta alcanzar las 4100 personas, de acuerdo con los datos de la oficina de estadística con sede en Wiesbaden (Oeste).

Hasta junio, junto con el incremento de la llegada de trabajadores de España y Grecia, el INE constató un claro aumento de ciudadanos procedentes de Polonia, Hungría, Eslovaquia, Bulgaria y Rumania por la supresión de las limitaciones a la libre circulación dentro de la UE. En promedio, el ascenso fue de un 30%.

Alemania vive además lo que el gobierno describe como "el milagro del empleo", con una tasa de desocupación inferior al 7%. Por otra parte, el mercado laboral español registra una tasa de desempleo del 22%, la mayor entre los países de la eurozona (peor que el 17% de Grecia).

Los expertos alemanes calculan que el flujo de emigrantes seguirá en aumento, entre otros factores debido a las campañas apoyadas por el gobierno alemán para atraer jóvenes calificados de toda Europa y hacer frente a la falta de personal especializado, sobre todo en el sector médico y de ingeniería. Distintos analistas calculan que Alemania necesita 100.000 inmigrantes calificados al año.

HISTORIAS

"Mi decisión no fue laboral, sino que fue más bien una decisión de vida. Luego encontré aquí mejores condiciones de trabajo", cuenta Diego Ruiz del Arbol, un ingeniero madrileño de 31 años que vive en Berlín desde hace cuatro. El tomó la decisión de dejar España cuando la crisis todavía no era perceptible.

Ahora, sin embargo, se siente como si se hubiese "sacado la lotería", según relata a LA NACION. Con un contrato fijo, un sueldo de 2000 euros netos mensuales (3400 euros brutos) y un hijo de pocos meses, no piensa volver a España. Sabe que en otras partes de Alemania los sueldos para ingenieros pueden llegar a ser más altos, pero no quiere cambiar la calidad de vida de Berlín y los amigos por otra ciudad.

Pero las historias de los miles de españoles que llegaron en los últimos meses quizá se parezcan más a la del catalán Dimitri Nicolaev, de 31 años, hijo de inmigrantes búlgaros huidos de la dictadura, que creció en la ciudad de Granollers, a 30 kilómetros de Barcelona.

Hace tres años, Nicolaev trabajaba en una empresa de electricidad en su ciudad. Su ex jefe "se comprometió en una obra muy grande, en plena burbuja inmobiliaria, y quebró", relata. Unas 20 personas como Dimitri se quedaron en la calle. "Tenía un amigo en Berlín que me contaba que acá había posibilidades y me vine", cuenta.

El comienzo fue como el de todos: trabajos en bares, cursos de alemán y acostumbrarse al frío. Luego empezó a entregar café español a bares y restaurantes berlineses.

Un año y medio más tarde, montó su negocio y abrió una pequeña oficina. "Un año después nos pudimos lanzar con un proyecto más grande y abrimos el bar", dice Nicolaev. El Café Colectivo, en el barrio de Friedrichshain, es un "bar, casa cultural española", desde donde el catalán administra su negocio de café. Tiene un ambiente casero, con sofás y alfombras, donde se cruzan los destinos de los nuevos inmigrantes.

Un buen hombre de bar conoce a sus clientes. Nicolaev asegura que hay dos tipos: "Están los que llegan supermotivados y nosotros intentamos ayudarlos con información. Pero también están los que sólo quieren saber cómo cobrar las ayudas sociales". No le gusta que los nuevos inmigrantes se acomoden a este segundo estereotipo, pero reconoce que hay.

Asegura que la burocracia fue dura, pero que se sintió apoyado, al querer fundar una actividad que "generaría empleo". El bar sólo existe hace un año y ya tiene dos empleados fijos y uno que sólo trabaja los fines de semana. De paso, el barrio de Friedrichshain se hizo algo más español..

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