6 de octubre de 2007

¿ Y SI...?

Vamos a imaginar que Hassan y Fátima son dos médicos marroquíes treintañeros. Casados y padres de tres críos, trabajan en un consultorio de la pequeña ciudad de Tiznit, muy cerca de Agadir. Hassan y Fátima son creyentes, observadores escrupulosos de su rito. Sus pacientes los adoran por su afabilidad y su acendrado espíritu caritativo. Pero pese a su gran categoría moral no constituyen una pareja físicamente atractiva. Él es un tipo calvo, peludo y enclenque, con un rostro picado de viruelas tras una barba luenga y silvestre. Ella es rechoncha, y las túnicas oscuras y el hiyab de la cabeza tampoco ayudan a realzar su porte. Tras años de ahorro, deciden regalarse unas vacaciones en el Algarve. La familia, con sus tres niños y una abuela, se sube a su ranchera Renault de quince años. Cruzan en ferry por Algeciras y conducen hasta su meta: un cámping de segunda, donde han logrado alquilar un bungaló de 50 metros.

Una noche, la pareja acude a una mezquita cercana para la última oración. Sus hijos quedan a cargo de la abuela. Cuando retornan, se encuentran a la abuela y a los niños dormidos. Pero una de las camitas, la que ocupaba el pequeño Mohamed, de dos años, está vacía. Los padres despiertan a la abuela. Tras un cuarto de hora de búsqueda angustiosa, dan al niño por desaparecido. Piden auxilio al dueño del cámping, pero se la niega, «porque puede ser una trastada del chaval».

Desesperados, acuden a la policía, que los interroga sobre sus papeles para estar en un país de la UE. Tras revisar el caso, la abuela es enchironada unas horas como sospechosa. La pareja recurre a la prensa. Los jefes de redacción no ven interesante la historia de un niño marroquí de dos años que ha desaparecido, «porque con los moros pasan cosas muy raras». Corren los meses. Mohamed jamás aparecerá. El caso dormita en la prensa local de Agadir. Era un niño moreno, sureño y musulmán. Laura Bush, el Papa y Richard Branson no se ponen al teléfono.

VIDAS IMAGINARIAS : | Luís Ventoso

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