Un utensilio tan cotidiano como la fregona es un invento reciente, cuando lo vi la primera vez hace unos años, en el supermercado Marjane, me gustó tanto que decidí comprarme uno.
Suele tener un largo mango, y una cabeza hecha de gruesos y suaves hilos de tela absorbente. Para limpiar el suelo, luego de humedecerl
o, se lo restrega contra la superficie. Algunos cubos incluyen un escurridor, para quitar el exceso de agua de la fregona, para no saturar el suelo. Se utiliza frecuentemente también para limpiar líquidos derramados.
Muchos turistas y visitantes se sorprendían al ir a España y ver este elemental instrumento de limpieza: la fregona. Y más de uno volvía a su país con tan liberador artilugio. El padre de la idea fue Manuel Jalón Corominas, ingeniero y oficial del Ejército del Aire en la base aérea de Zaragoza. Corría el año 1956 y decidió probar fortuna aplicando un palo de escoba a un penacho de tiras de algodón que se escurría en un cubo con unos rodillos accionados por un pedal. Fue perfeccionando su invento y, a partir de 1965, lo fabricó en plástico con la apariencia que ahora conocemos. A pesar de su éxito comercial -tres millones de unidades al año- y la exportación a más de 30 países, Jalón decidió vender su empresa, Rodex, que facturaba 1.300 millones de pesetas, a la multinacional holandesa Curver BV para así poder dedicarse a nuevos proyectos. Por ejemplo, una jeringuilla hipodérmica desechable no reutilizable, de la que en Rusia ya se han fabricado cientos de millones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario